Debe ser la sonrisa que se me escapó
mientras recordaba nuestra última conversación,
lo que me deja pensando
soñando
y claro, me va delatando...
No, no son detalles los que te voy demostrando,
ni ojos tristes los que observan, como testigo, tu partida al lado de otra compañia,
no hay deseo oculto en cada despedida
ni tentación por encender
el fuego interno de mi cuerpo
cuando te siento entre mis brazos,
no te culpo ni te juzgo,
cómo podrías saberlo
si me encargo de reforzar
aquel muro invisible
que evidencia
la distancia que nos separa
así pasa el día
y así transcurre mi noche en vela,
dibujándote en mi mente
descubriéndome sonriendote
al aire,
a los minutos
a los sueños que otros han alcanzado
mientras el anhelo permanente
por acariciar y besar tu rostro
es el obsequio diario que te ofrezco
mirando la luna desde mi cuarto
deseando intensamente,
en este fría noche,
tu presencia
al otro lado de la cama.