El último beso
que llevo conmigo...
en medio de una noche fría
y de una ilusión que inicia,
podría ser nada y, aún así,
permaneces en la mente,
un deseo
y se generan preguntas
que calmo con palabras
que se las lleva el viento.
La mirada,
la risa que la acompaña,
todo encaja,
mientras permanezco atenta
a las consecuencias
que de buena voluntad acepto,
incluso en esta tarde nublada,
donde tu recuerdo
me dibuja una sonrisa
capaz de iluminar a toda Lima.
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