Las horas tienen que seguir mientras
duermes y yo me quedo escribiendo por ti, para ti.
Lejos, lejos y abrigado te encuentras,
fingir no verte para que no sospeches,
cualquier error es capaz de delatarme, de nuevo.
Presa de tu aliento me encuentro,
la melancolía por lo absurdo tercamente permanece en mí
no es mala suerte, no, estoy segura que no.
No te olvido y el quererte se convierte en mi enemigo
el peor de todos los que he conocido.
Cierro los ojos besando los labios que siempre he amado
te encuentro por momentos, dejo que las horas sean más cortas en sus besos
y luego vuelvo al monitor buscando retroalimentarme por ti.
El corazón palpita y se cansa, se agita y acelera,
sube y baja, es joven y frágil, es tierno y doloroso,
nunca contigo, nunca en tu presencia...
Nadie me conoce como el dueño de mis besos
pero qué es eso si al final parece que no nos entendemos
que la obsesión está latente en mi relación, pero
qué es la obsesión al lado de tu voz.
Risas y gestos que no sabes interpretar,
palabras que no sabes escuchar,
estatua suelo ser frente a ti
y lo remarcas mirándome en cada ocasión,
en el fondo esperas algo,
una amistad acaso será o
dos cariños separados por la intensidad del sentir,
esperas que te dé algo que no podrá ser
y yo espero que vengas a mi en cada atardecer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario