Oigo tu voz por el teléfono
y reconosco que ahora me dueles,
las voces no son las mismas desde que tu y yo cambiamos
si fuera por rutina al menos lo toleraría,
el desamor y las peleas atraviesan nuestros días
alejando aún más nuestras vidas.
Una llamada se ha convertido en la peor de nuestras pesadillas
siempre a la misma hora en diversos dias
nunca se sabe el principio
siempre se conoce el final.
Lágrimas solitarias que se llevan nuestras vidas
no, no más, no más,
no quiero estas lágrimas llorarlas más;
el vacío del cuarto se nota en mis adentros,
los ojos rojos tristes
la palidez de mi rostro
la frialdad de mis labios son los que ahora
conmigo van de la mano.
Y dónde quedó la sonrisa hoy en día
dónde se escondieron las caricias
en que momento se perdió el detalle
en que parte del camino nos dejamos de mirar.
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