Después de leer la sinopsis de Cazador de Hombres, me sentí más que animada por verla, no solo por haber sido escrita y dirigida por Michael Mann, autor de obras tan recomendables como Fuego contra Fuego, Colateral y El Informante, sino por otra razón -la más importante tal vez- que es mi atracción hacia toda historia en la que aparezca Hannibal Lecter, aunque a veces haya tenido que pagar caro mi fascinación (Hannibal: Rising).
Basada en la segunda novela de Thomas Harris, “El Dragón Rojo”, presenta por primera vez al asesino en serie Hannibal Lecter (Lecktor en la película), sin embargo, se concentra en los personajes Will Graham y Francis Dolarhyde. Graham es sacado del retiro por el FBI para ayudar a rastrear a un asesino en serie conocido como Tooth Fairy (Hada de los dientes) ya que mordía a sus víctimas y su dentadura resultaba extraña. Graham se retiró después de casi ser asesinado por Hannibal Lecter, quien, subsecuentemente, fue capturado en el proceso. Graham busca ayuda de Lecter para atrapar al asesino. Sin embargo, descubre que Lecter lo está manipulando a él y al hombre que está tratando de aprehender.
Michael Mann nos trasmite a través de la música, los colores y la voz en off de Will Graham, aquellos límites tan imperceptibles entre la cordura y la psicopatía que habitan en la mente de un hombre, el perturbado mundo que existe tanto en el ególatra Dr. Lecktor, en el depravado asesino serial el cual se investiga o del atormentado investigador policial. Debo ser honesta y afirmar que esperaba más en el papel de Francis Dolarhyde, asesino en serie, traumatizado por los horrores vividos durante su infancia. La relación de éste y Reba se deja de lado en la película resultando por momentos pobre e inconexa.
Punto aparte para hablar del Doctor Lecktor. Lo primero que sorprende y atrae es su conocimiento, su inteligencia, pero más que eso es su dominio del saber. Se jacta de tener “buen gusto”, además de ser cortés y educado. Brian Cox es espectacular en el papel, tanto que tenía previsto el rodaje de El silencio de los inocentes, sin embargo, por cosas del destino, el papel del psiquiatra caníbal cayó en manos de Anthony Hopkins, un grande que supo hacer suyo el papel, del cual muchos creemos (me incluyo) es el mejor.
En resumen, una muy buena película, llena de una atmósfera perturbadora, tensa, con excelente narración. Una película que no hay que incluirla en la saga de Hannibal Lecter porque, de por sí, es ya toda un historia.
Basada en la segunda novela de Thomas Harris, “El Dragón Rojo”, presenta por primera vez al asesino en serie Hannibal Lecter (Lecktor en la película), sin embargo, se concentra en los personajes Will Graham y Francis Dolarhyde. Graham es sacado del retiro por el FBI para ayudar a rastrear a un asesino en serie conocido como Tooth Fairy (Hada de los dientes) ya que mordía a sus víctimas y su dentadura resultaba extraña. Graham se retiró después de casi ser asesinado por Hannibal Lecter, quien, subsecuentemente, fue capturado en el proceso. Graham busca ayuda de Lecter para atrapar al asesino. Sin embargo, descubre que Lecter lo está manipulando a él y al hombre que está tratando de aprehender.
Michael Mann nos trasmite a través de la música, los colores y la voz en off de Will Graham, aquellos límites tan imperceptibles entre la cordura y la psicopatía que habitan en la mente de un hombre, el perturbado mundo que existe tanto en el ególatra Dr. Lecktor, en el depravado asesino serial el cual se investiga o del atormentado investigador policial. Debo ser honesta y afirmar que esperaba más en el papel de Francis Dolarhyde, asesino en serie, traumatizado por los horrores vividos durante su infancia. La relación de éste y Reba se deja de lado en la película resultando por momentos pobre e inconexa.
Punto aparte para hablar del Doctor Lecktor. Lo primero que sorprende y atrae es su conocimiento, su inteligencia, pero más que eso es su dominio del saber. Se jacta de tener “buen gusto”, además de ser cortés y educado. Brian Cox es espectacular en el papel, tanto que tenía previsto el rodaje de El silencio de los inocentes, sin embargo, por cosas del destino, el papel del psiquiatra caníbal cayó en manos de Anthony Hopkins, un grande que supo hacer suyo el papel, del cual muchos creemos (me incluyo) es el mejor.
En resumen, una muy buena película, llena de una atmósfera perturbadora, tensa, con excelente narración. Una película que no hay que incluirla en la saga de Hannibal Lecter porque, de por sí, es ya toda un historia.
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