Fue ese preciso momento en que te miré a los ojos
para luego ver dibujada tu típica sonrisa
inevitable no contagiarme de esa alegría
una sensación de aire renovado
me va rodeando
mientras la lucha
contra mis temores da su inicio,
no hay victoria si persisto en ese camino.
Lo repito y lo asimilo
mientras tu voz forma parte
de un sueño recurrente
la frase que perfora la mente
a qué camino me dirijo
¡Vaya yo a saber!
Es tarde de nuevo
y en el pecho
un fuego va avivándose
con cada ocurrencia pronunciada
rubor debajo de la piel
que logro disimular por unos momentos,
a plena noche
hasta que mis deseos
me terminan venciendo
y voy cayendo...
resbalándome en el sutil suspiro.