A pesar de la fractura en la tibia y el peroné, no fue eso lo que lo indujo al estado de shock que sufrió en plena ambulancia. Su casco protector se había roto, lo que trajo como consecuencia un fuerte golpe en la cabeza ocasionando que su corazón se detuviera por unos segundos. Creyó que estaba muriendo. "Me tranquilizaba y sentía cómo mi corazón latía. Y de repente noté que el latido se hacía cada vez más débil hasta que desapareció por completo. Las luces se apagaron. No sé cuánto tiempo fue, o si era sólo una falta de conciencia o un momento de shock. Entonces pensé que eso era lo que uno sentía cuando estaba camino al más allá", declaró, 10 años después del accidente, en una entrevista a la cadena de televisión alemana ZDF, recordando aquellos instantes donde más de uno se imaginó lo peor, algunos incluso, lo compararon con la catástrofe que le costó la vida al brasilero Ayrton Senna, otrora campeón de Fórmula 1. Sin embargo para Michael Schumacher, bastaron tan solo 98 días de paro para que volviera a las pistas y si bien ese año, por obvias razones, no lograría el campeonato (el incidente lo dejó fuera de más de cinco carreras), esto no sería impedimento para mantenerse ligado a la máxima competencia automovilística, siendo el hambre de triunfos su principal motivación, esa que lo llevaría a querer ser el mejor, forzando el monoplaza al límite de cometer otros accidentes de los cuales resultó ileso, basta recordar la vuelta de campana que se dio en el 2001 en Australia; y forzándose él también para mejorar su tiempo y controlar su temperamento, la pelea con David Coulthard ocasionada por un choque cuando éste no lo dejó adelantarse a pesar de que le mostraran la bandera azul (un conductor debe dar pase so pena de penalización), haciéndole perder el campeonato de 1998.
La temporada 2000 arrancó y ni el más optimista de los fanáticos de la escudería del caballito rampante, ni de el alemán, podían imaginar que campeonaría cinco veces seguidas (Del 2000 al 2004), sacando así a Ferrari de la mala racha de 21 años sin ganar la copa de constructores y pilotos al mismo tiempo, convirtiéndose de esta manera en el hombre record de la Fórmula 1, en la leyenda viva que es ahora.
La supremacía Ferrari y la era Schumacher se encontraban en su mejor momento, la competencia simplemente no existía. Les llegaba a sacar de ventaja a los pilotos, una, dos hasta tres vueltas, tanta era la diferencia con las demás escuderías que Michael se daba el lujo de realizar 4 pit stops, uno más que su competencia, y aún así no lo alcanzaban. ‘Poleman’ en casi todas los G.P. aunque no siempre ganó con autoridad, especialmente en el 2003 donde se jugó el campeonato hasta la última carrera contra, un entonces jovencísimo, Kimi Räikkönen, que ya entonces pilotaba para Mclaren-Mercedes. Japón sería escenario del sexto campeonato del alemán. Aquella tarde se coronaría de la manera más dramática y tensa que alguien puede sentir. El título como en anteriores años no estaba en sus manos carreras previas al fin de la temporada y su peor noticia para él fue que largaba en el decimocuarto lugar, seis detrás de su rival de turno. El hombre que había roto los records necesitaba un punto, un punto de oro capaz de llevarlo a la gloria nuevamente o dejarlo detrás del finlandés. Tenía que sumar y Kimi no debía ganar en la pista de Suzuka. Rubens Barrichello se encargaría de que así sucediera. Schumacher por su parte haría lo suyo, logró el octavo lugar, el punto deseado. Se proclamó campeón una vez más.
No obstante, todo lo que sube tiene que bajar, no se puede estar arriba siempre, ni siquiera siendo el mejor corredor de autos de todos los tiempos. Se corrían rumores que entre la dupla Schumacher – Barrichello existían muchas diferencias, preferencias por el campeón que dejaban más que incomodo al brasilero, éste último confirmándolo en una entrevista en el 2008. El káiser nunca habló de eso.
No obstante, todo lo que sube tiene que bajar, no se puede estar arriba siempre, ni siquiera siendo el mejor corredor de autos de todos los tiempos. Se corrían rumores que entre la dupla Schumacher – Barrichello existían muchas diferencias, preferencias por el campeón que dejaban más que incomodo al brasilero, éste último confirmándolo en una entrevista en el 2008. El káiser nunca habló de eso.
Tras conseguir los campeonatos consecutivos del deporte motor al lado de su piloto estrella, el equipo de Maranello, llega así la temporada 2005 en la cual la expectativa de otro título mundial eran de un 100%. Los fans solo querían más triunfos, lo exigían y el alemán quería seguir complaciendo. Era una máquina de hacer dinero, sus gorros, polos, todo el merchandising que él generaba. Schumacher tenía todos los privilegios y todo estaba a su disposición, incluso el desastroso auto que diseñaron para la temporada. El primer Gran Premio del año (Australia) resultó fuera de lo común debido al abandono por accidente de “Schumi” y el triunfo del italiano Giancarlo Fisichella, de la escudería Renault junto con un discreto 2do lugar de Rubens Barrichello. El Gran Premio de Malasia dio el triunfo al joven piloto Fernando Alonso, que por esa época empezaba a figurar como un potencial candidato al título, el mismo resultado se vio en Bahrain (Arabia Saudita) otra victoria del español dio a conocer que la supremacía del matrimonio Ferrari – Schumacher había llegado a su fin. El F2005 simplemente no era competitivo.
La carrera más importante para la Ferrari, el Gran Premio de San Marino (Imola) tenía más que preocupado al campeón. Era la primera vez que el alemán no subía a un podio ni como 3er lugar y apenas había sumado 2 puntos. Su clasificación fue más que desastrosa y con un Kimi Raikkonen en la pole y Fernando Alonso en la segunda posición con un excelente coche competitivo y veloz la esperanza de los rojos se hacía trizas. Cómo confiar, cómo estar seguro si en dos de las tres carreras se había retirado, cómo forzar el auto cuando este de la nada fallaba. Tiempo, era lo que necesitaban los técnicos para brindarle un mejor auto y era lo qué él no tenía. Era su trabajo, luchaba contra eso, el tiempo. Perfeccionista siempre, se notaba su rostro desencajado en cada abandono, cada vez que se retiraba su casco y el sotocasco (esa especie de pasamontañas que cubre la cabeza del piloto bajo el casco) la frustración como campeón, le endurecía la mandíbula, el rostro se tornaba de color rojo, las cámaras se posaban sobre él, cada pantalla lo mostraba caminando, tragándose la bronca para sí, era un hombre molesto el que iba allí.
Las primeras vueltas todos se cuidaron de los roces y es que Imola se caracteriza por sus curvas cerradas, para lograr un sorpaso se requiere mucha potencia de motor pero sobre todo, de experiencia en manejo. Al más minimo error el auto aparece estampado contra el muro. Pasadas las 30 vueltas el McLaren de Raikkonen sufre un desperfecto retirándose de la competencia, dejando al renault de Alonso en la punta. Schumacher luchando contra él mismo y contra su monoplaza, conducía un auto indócil con signos de querer perder el control en cada curva, debido al esfuerzo que hacía para acercarse al auto francés. Su espectacular conducción sobre el trazado italiano con un auto malo fue para la historia. Faltando 5 vueltas para el final Michael se coloca a 1 segundo de Fernando y mostrándole el auto en cada curva para que éste cometiera un error, un arma que el alemán ha sabido dominar sobre sus contrincantes de turno aunque no le alcanzara en esta ocasión para ganar la competencia.
Michael Schumacher ha confesado que siempre le han fascinado los transportes sobre ruedas, desde los Go – Karts, las motos y por supuesto, los autos. No importa que sean monoplazas, autos de lujo o un taxi, y es que para el ex piloto todo es una lucha contra el tiempo, lo que el dinero no puede comprar. Bien podría servir como la publicidad de una tarjeta de crédito. Michael con su familia en un taxi amarillo, un sedán limpio y cómodo dirigiéndose al aeródromo de Cobourg, la incomodidad en el rostro por el retraso, pensando tal vez: “¿Por qué diablos no pisas el acelerador?”. Un instante después él al volante ante la mirada atónita del taxista. "Hacía adelantamientos increíbles y superó las curvas a toda velocidad", fue lo que declaró Tuncer Yilmaz, quién también preciso que el heptacampeón le dejó una buena propina por otorgarle el asiento y es que el alemán lleva la velocidad en la sangre. ¿Tiempo?, hubo hasta de sobra.
La carrera más importante para la Ferrari, el Gran Premio de San Marino (Imola) tenía más que preocupado al campeón. Era la primera vez que el alemán no subía a un podio ni como 3er lugar y apenas había sumado 2 puntos. Su clasificación fue más que desastrosa y con un Kimi Raikkonen en la pole y Fernando Alonso en la segunda posición con un excelente coche competitivo y veloz la esperanza de los rojos se hacía trizas. Cómo confiar, cómo estar seguro si en dos de las tres carreras se había retirado, cómo forzar el auto cuando este de la nada fallaba. Tiempo, era lo que necesitaban los técnicos para brindarle un mejor auto y era lo qué él no tenía. Era su trabajo, luchaba contra eso, el tiempo. Perfeccionista siempre, se notaba su rostro desencajado en cada abandono, cada vez que se retiraba su casco y el sotocasco (esa especie de pasamontañas que cubre la cabeza del piloto bajo el casco) la frustración como campeón, le endurecía la mandíbula, el rostro se tornaba de color rojo, las cámaras se posaban sobre él, cada pantalla lo mostraba caminando, tragándose la bronca para sí, era un hombre molesto el que iba allí.
Las primeras vueltas todos se cuidaron de los roces y es que Imola se caracteriza por sus curvas cerradas, para lograr un sorpaso se requiere mucha potencia de motor pero sobre todo, de experiencia en manejo. Al más minimo error el auto aparece estampado contra el muro. Pasadas las 30 vueltas el McLaren de Raikkonen sufre un desperfecto retirándose de la competencia, dejando al renault de Alonso en la punta. Schumacher luchando contra él mismo y contra su monoplaza, conducía un auto indócil con signos de querer perder el control en cada curva, debido al esfuerzo que hacía para acercarse al auto francés. Su espectacular conducción sobre el trazado italiano con un auto malo fue para la historia. Faltando 5 vueltas para el final Michael se coloca a 1 segundo de Fernando y mostrándole el auto en cada curva para que éste cometiera un error, un arma que el alemán ha sabido dominar sobre sus contrincantes de turno aunque no le alcanzara en esta ocasión para ganar la competencia.
Michael Schumacher ha confesado que siempre le han fascinado los transportes sobre ruedas, desde los Go – Karts, las motos y por supuesto, los autos. No importa que sean monoplazas, autos de lujo o un taxi, y es que para el ex piloto todo es una lucha contra el tiempo, lo que el dinero no puede comprar. Bien podría servir como la publicidad de una tarjeta de crédito. Michael con su familia en un taxi amarillo, un sedán limpio y cómodo dirigiéndose al aeródromo de Cobourg, la incomodidad en el rostro por el retraso, pensando tal vez: “¿Por qué diablos no pisas el acelerador?”. Un instante después él al volante ante la mirada atónita del taxista. "Hacía adelantamientos increíbles y superó las curvas a toda velocidad", fue lo que declaró Tuncer Yilmaz, quién también preciso que el heptacampeón le dejó una buena propina por otorgarle el asiento y es que el alemán lleva la velocidad en la sangre. ¿Tiempo?, hubo hasta de sobra.
3 comentarios:
en qué anda ahora schumacher?
Lore, que buena pregunta. Este domingo 14 vuelve a una carrera de f1 en el Gran premio de Bahréin, la primera de la temporada 2010 y defenderá a la escuderia Mercedes. En menos de 1h se dará inicio a la tercera y última práctica(en la segunda schumi quedó 3ero) y pues luego viene la clasificación. Asi que sobran motivos con su regreso para ver los GP XD
muy buena
pero trata de achicarlo un tq :D
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